miércoles, 23 de julio de 2008

Chapeau el esmirriau


Todo superagente lucha contra grandes malechores que intentarán hacer de las suyas. Pero quizás el más célebre de todos los pasados ante los ojos de Mortadelo y Filemón sea Chapeau el esmirriau. Ya de entrada comprovamos que el nombre es toda una genialidad, puesto que define a la perfección sus principales rasgos: 1) Es Chapeau porque en francés esta palabra significa "sombrero" (característica especial del personaje) 2) Además, es doblemente chapeau, que en francés se asigna a aquello que está estupendo y bien hecho, rasgo omnipresente en la ventura de este villano al que todo le va siempre bien y es representado con su constante sonrisilla cafre que pocas veces se le borra de la cara 3) Y la guinda llega con lo de "esmirriau", que proviene de su composición física, tan enclenque que parece hecho una birria, con la finalización francesa del "eau" para que suene bien guasón. Esta es la estructura básica del personaje.

Su aspecto puede no resultar novedoso: el personaje es una mezcla entre el cuerpo de Rompetechos y el sombrero y el bigote de Pepe Gotera. Es por ello que lo más intrigante, de entrada, es su ausencia ocular. Los ojos son siempre muy expresivos, ¡hay que temer a aquel que se los oculta, puesto que desconoces sus intenciones! Es un rasgo que lo hace respetable, dentro de la irrespetabilidad de su apariencia más bien "esbirriada". Pero el segundo punto de atención es su arma secreta: el sombrero. No es tan normal como creemos. Como si del bolsillo de Doraemon se tratase, cualquier cosa puede aparecer de su interior, retando todas las leyes de la relatividad. Cosas, por otra banda, comunes y reconocibles. Todo tipo de objetos que utiliza con una rapidez admirable, y mayormente para su seguridad, puesto que Chapeau muestra una actitud muy pasiva en todo el álbum, casi que se puede decir que dedica su tiempo libre a pasear (quizás debido a que ya ha cumplido su objetivo, el de robar la moneda, ¡hay qué ver a lo que se llega por tal de fumar!). Es, pues, el factor de lo inesperado una de las grandezas de este enemigo, además de su seguridad en sí mismo que lo hace aparentemente infalible incluso para los dos catastróficos pero exitosos agentes de la T.I.A.


Por imposible que parezca, ¡una inmensa viga puede salir de tan diminuto sombrero!

La fórmula de por sí entraña cierta magia: las chisteras de los magos están acostumbradas a hacer aparecer cualquier cosa, por lo que, inconscientemente, el lector se halla ante una situación reconocible pero a la vez novedosa. Haber hecho otro artilugio que sacase de todo hubiese requerido más asimilación por parte del lector; de esta manera, uno ya viene con el concepto aprendido. Es por ello que combierte este objeto en artilugio de culto, Ibáñez no eligió un sombrero por casualidad.
No sólo a Ibáñez se le ocurrió una cosa así. Después de nuestro esmirriau llegó el célebre Inspector Gadget, el cual también utiliza su sombrero para sacar cualquier elemento que le sea de su ayuda, aunque los dos personajes no tienen nada más en común, pareciéndose sólo en el poder de sus sombreros.

¡Adelante, gadgeto-brazo!

La aventura se basa principalmente en estos encuentros de caza por parte de nuestros agentes que ponen a prueba los mil y un artilugios sombreriles. Aunque Ibáñez, para no repetirse y hacer cansada la lectura, también aportó métodos aparentemente efectivos por parte de nuestros agentes, como el de un perro que tritura a todo aquel que lleva sombrero (con un desenlace muy bueno en que el perro, exhausto de tanta excivisión, cae rendido cuando llega el momento culminante de enfrentarse a Chapeau) o un artilugio de una maza que se activa al alzar un brazo, o incluso con una réplica del sombrero de Chapeau, pero no tan sofisticada, ya que sólo puede hacer accionar un guante de boxeo.

¡Un combate de titanes!

Para terminar, destacar que el personaje tuvo una breve reaparición años más tarde, en el cómic "¡venganza cincuentona!". Siempre resulta especial la continuidad y el reencuentro de un personaje tan mítico, pero hemos de lamentar que no manteniese la esencia que lo hizo tan admirable. Y es que este Chapeau, a diferencia del primero, no para de hablar y de hacer comentarios. No lo he dicho antes, pero Chapeau apenas hablaba, cosa que lo hacía más excéntrico y misterioso, aspecto que potenciaba su extrañeza. Este nuevo, ni corto ni perezoso, se permite el lujo de sudar más que el sobaco de un mandril, de decir "sus lo créeis vosotros" y otras lindezas. No obstante, su aparición es noble, ya que aparece en un momento en que la succesión de malos en el álbum empezaba a ser reiterativa, y Chapeau supo romper un poco esa dinámica al mezclarse con otros dos malos como son "Billy el Horrendo" y "Mac el antropoide".

¡A esto le llamo yo tener labia y lo demás son tonterías!

Chapeau, es, sin duda, de lo malos más entrañables de Mortadelo y Filemón.

5 comentarios:

Chespiro dijo...

Magnífico blog que acabo de encontrar. Animo a su autor a que siga con él.
Con respecto al tema en cuestión, muy bien tratado. No me había parado a pensar en el carácter ocioso-sibarita de Chapeau, que, como dices, se vulgariza en la Venganza cincuentona.

Laure dijo...

Jejeje!
Este en ¡Venganza cincuentona! tambien salió.
Estoy participando en un concurso de blogs. Me podrias pasar este articulo(jeje, los derechos de autor son tuyos y claro...).

Sige así!

Oscar+AB dijo...

Bueno, tómalo ;) Eso sí, debes citar la fuente de donde la has sacado (o sea, mi blog. Decir nada más empezar "Extraído de El blog de mortadelo" e hipervinculo a este blog) ;)

Suerte con el concurso ;)

Laure dijo...

Hola Oscar!
Ya lo he colgado. Si ves algun fallo, me lo dicies.

Bigotito dijo...

No , otra cosa que se hecha de menos y que le daba su singularidad era el mitico cigarro que siempre llevaba en la boca , que esto es algo que se pierde en " la venganza cincuentona" , cosa que muchos echaremos de menos.