Por una banda hay el precedente lógico de éxito: bien es cierto que uno de los paradigmas del humor está, precisamente, en mutar las variables habituales de los objetos, para así propinar risa ante la rareza. Ya sea mediante juegos de palabras o alterando composiciones gramaticales, sea como sea, el humor siempre se ha nutrido (en una de sus variantes) en generar situaciones adversas, que por su ilógica contradicción generan cierta risa por su extrañeza. Es por ello que Ibáñez pisaba sobre seguro con este invento: sabe que la fórmula funciona. Ahora sólo falta desarrollarla. Bien es cierto que es todo un acierto fundar el pánico entre los asistentes al ser una inevitable epidemia (a la vez que secreta, porque nadie, excepto nuestros agentes, son conscientes de sufrir los efectos de algo extraño, aunque se percaten de sus anomalías).
La primera vez hace gracia ... pero a la cuarta ...
Lo único a lamentar es que a veces las situaciones son un tanto previsibles, o demasiado pilladas por los pelos. A veces, digo, vemos cómo en un coche en que la marcha adelante va para atrás acabas deduciendo que el girar el volante a la derecha te direcciona a la izquierda (no es que sea un sabio pero ... ¿es previsible, no?). Otras veces sufren inesperadas pero a la vez ilógicas transformaciones, como la de Filemón con una fotocopiadora, ya que, en el hipotético caso de que imprima al usuario y no al papel (cosa que lo que podría hacer es eliminar el documento en vez de copiarlo, por ejemplo) en todo caso el usuario debería salir clonado entero, ¿no? y no esa especie de "monstruo" simétrico que descoloca bastante al lector. Estamos ante un grave dilema, pues: por una banda no queremos que sea previsible, pero por la otra no queremos que sea lo suficientemente extraño como para no discernir los efectos del gas. Considero que la clave está en que la transformación perfecta no requiera de explicación textual, aunque dicho texto sea fundamental para reafirmar los efectos, pero debería poder discernirse con un golpe de vista.
Por todo ello, una de las claves de este álbum está en lo imprevisible precisamente, un factor que tan bien sabían utilizar los Monthy Phyton: cualquier cosa inesperada puede suceder, absurda, instantanea. ¡Atentos, no pierdan detalle! Aunque el ritmo de Ibáñez en ese aspecto no es tan frenético, puesto que el texto relantiza la acción, y suele nutrirse de varias viñetas en los actos, pero sea como sea, el efecto sorpresivo reside allí (a pesar de lo dicho anteriormente sobre lo previsible y lo ilógico).
Un aspecto a lamentar es la cantidad de veces que utilizan un vehículo y que, por lógica, funciona del revés, y tienen un viaje de lo más peligroso. Ya no sólo por lo previsible, sino por lo repetitivo dentro del mismo álbum. Aun así, los lugares más frecuentes son la oficina y la calle, aspecto que no crea estereotipos de lugares clásicos ya manidos y que da cierta espotaneidad que favorece al álbum. El único lugar estereotipo es un hospital, curiosamente en uno de los primerizos episodios, donde a Ibáñez debió aburrirle (tras hacer el capítulo) el hecho de tener que recurrir siempre a los mismos lugares. Luego van al campo, para cazar al caco, pero no funciona como lugar estereotipo sino más bien como cambio de ambientación.
¿Os imagináis profanar gente de un cementerio e ir descubriendo cómo eran vivos? Sí, mejor me callo ...
Para acabar, destacar el genial acierto de Ibáñez de utilizar una palabra "complicada" para dar nombre al álbum. Bien es cierto que de pequeño no entendí nada de este álbum. Hasta que descubrí el significado de "tergiversar", claro está. Y mira tú por dónde que una tontería así se le queda a un fan de Mortadelo en la mente, ¡y que se atreva el profesor de Lengua a preguntarnos el significado de tergiversar! ¡verás qué rápido se lo contestamos! ¡culturismos a mí! ¡já!
En definitiva se trata de un buen álbum, al menos de una buena idea, aunque en momentos se vuelva bastante tópico por no seguir los designios de la temática, quizás por el hecho de tirar millas y de ir solucionando rápido el álbum. Pero estamos antes un invento pronosticado para ser divertido, aunque a veces sea enrevesado y otras demasiado simple, pero en general, el humor está asegurado.
5 comentarios:
Un álbum muy estándar, pero todavía algo eficaz.
Para mí, la mejor parte es aquella en que el Súper se vuelve invisible, recurso, que, aunque no nuevo, saca todavía sonrisas.
El resto del álbum es más discreto, la verdad.
Lo cierto es que podría haber sido más probechoso, aunque tiene sus momentos buenos y malos. Aun así siempre ha sido fruto de mi atención lo que es el invento, aunque a la hora de la verdad sea tan ambiguo. No sé si hacer un cómic así o si eso sería "expropiación de ideas" :)P (no tengo royalties para pagar a Ibáñez, jeje)
Me gustan mucho tus criticas sobre libros!
Podrias escibir un post sobre la maquina de Bacterio de "El dos de Mayo!"
Y si quieres lo dedicas a Mortadelo de la Rapita XD
Gracias, laureano :D
No creo que pueda escribir sobre ello por ahora, puesto que aún no me he leído esa historieta :)P. Pero a ver con el tiempo :)P ;) Lo tendré en cuenta ;)
el blog de la TIA ya esta en marcha!!
entrad en http://latiacuartelgeneral.blogspot.com
Porfavor, pasadlo.
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