sábado, 23 de agosto de 2008

Silencio ... ¡se rueda!

Si algo se demuestra en esta aventura es que una historieta de Mortadelo y Filemón no tiene por qué ser una excusa para deleitarse con buen humor. En este caso estamos ante un interesante repaso al género cinematográfico en sus inicios. Vale que tampoco lo usaremos como bibliografía para un detallado estudio de cine (además de que hay cosas que se dicen de broma), pero lo que sí está claro es que es un álbum plagado de cameos y referencias al mundo del cine, y siguiendo un orden cronológico marcado. No obstante, ¡ojo! porque a veces la realidad supera la ficción: a mí me pasó, que leí el chiste de los espectadores hullendo de la proyección del tren que se aproxima, crelléndose que era un tren auténtico que entraba en la sala, ¡y resulta que ocurrió de verdad! Lo leí joven este cómic, por lo que cuando empecé a estudiar los orígenes del cine me sorprendió grátamente.

Suceso real ... o eso dicen los libros ...

La aventura empieza con un breve repaso introductorio al modo de proyección actual de las películas, para así ponerse a narrar lo métodos utilizados antes de que naciese la filmación cinematográfica, como las sombras chinas, el zoótropo, el señor Lumiere y su cine "documental". Una vez experimentados esos primeros pasos se hará un pequeño inciso para justificar cómo hablará Ibáñez de su historia del cine (digo "su historia" porque es imposible hablar de toda la historia, pero lo cierto es que se tratan artistas y géneros muy importantes). El pretexto es un invento del Bacterio que los lleva a un recorrido temporal del cine, topándose con actores y films célebres, a un ritmo loco temporalmente hablando, ya que vemos que nuestros agentes pasan de un año al otro como churros (es cosa del invento, claro está).

Sí, hombre, es Rompetechos, con su bigotito ... ay, no, que este no es cegato ...

La aventura empieza desde los films en blanco y negro. Y, como no puede ser de otra manera, las páginas son en blanco y negro (a excepción de nuestros agentes que siguen a color). ¡Estoy seguro que más de un fan se sintió estafado, al haber pagado unas páginas en blanco y negro, cuando por el mismo precio suelen servírselas a color! Pero bueno, tampoco es para tanto, ya que tiene su sentido, pero oiga, cada uno tiene el paladar que tiene, claro. Sea como sea, veremos la presencia de astros como Charlot, "el gordo y el flaco", King Kong, Los hermanos Marx, Bogart y un sinfín de famosos, que son mostrados de una manera que afecta a la trama o que bien forman parte del decorado de fondo mientras Filemón persigue a Mortadelo, por ejemplo.

Aaay, qué tiempos en que Ibáñez hacía chistes sufridos de piernas sin hacer alusión a la entrepierna ...

Otro de los alicientes de esta aventura es el hecho de vivir dentro de un plató de cine como si fuese un modo de vida alternativo: queda claro que el cine es todo mentira y que muchas veces se usan falsedades para rodar una escena, como usar un coche que no es un coche sino que es medio-coche, pero como que la cámara sólo toma mediocoche pues nadie sospecha que no sea un coche entero, por ejemplo. Y así es donde se consigue uno de los recursos más divertidos del cómic, donde nuestros agentes sufren desgracias crellendo que el atrezzo es real y que en verdad es sólo eso, un falso atrezzo, siendo las rocas debiluchas, las salidas de mentira, miniaturas para simular lejanías, incluso la aparición de dobles para escenas de riesgo. El otro recurso para generar gags es el ya comentado antes recurso de los cameos, donde cualquier chiste viene de perlas para hacer figurar al famoso de turno (y formar así un buen seguimiento de la historia del cine). De hecho, el chiste incluso es lo de menos, siendo los chistes bastantes medianos de nivel, encontrando la esencia de la gracia en el propio famosete de turno, ya que es más gracioso que te persiga a muerte Stallone que a que lo haga un vulgar mecánico inpersonalizado. Es, pues, en estos dos detalles donde erradica el éxito de esta aventura, ya que por lo demás sigue la estela de un año en que el autor se mantenía como podía. Tanto es así que, posiblemente, esta aventura sea la mejor de 1995 con diferencia.

¿Ciudad lejana? No: ciudad pequeñita. Jejejeje

Un detalle relevante es la pasividad que muestran nuestros agentes en la historia. De hecho, dejan su protagonismo de lado, volviéndose su entorno más importante que ellos. Se vuelven una especie de Tintines, que corretean sin ser trascendentales para descubrir el interesante mundo que se desarrolla en su entorno. Bien es cierto que son ellos los que cortan el bacalao, pero la riqueza la encotramos fuera de ellos mismos, como si se dedicasen a jugar con lo primero que se topan. Pero, como acabo de indicar, hay muchísimos momentos en que los dos agentes son meros espectadores de lo que ocurre, como cuando llegan al Far West que contemplan una escena con John Wayne y Billy el niño, sin interactuar en nada. También quiero destacar la importancia que tendrá este episodio para que se elabore, más adelante, a manos de "Alcachofa Soft", la aventura gráfica "Dos vaqueros chapuceros", en que se desarrolla en un Far West que chupa mucho del fondo de esta aventura y que recoge la genial caricatura de John Wayne (que aparecía antes en otras aventuras, pero que ve su cumbre de aparición en "Silencio ... ¡se rueda!")y el Billy el niño ibañezco.

Debe haber perdido el duelo. Por cierto, siguen si haber referencias constantes a la rabadilla, ¡qué gloria de tiempos!

También remarcar que esta aventura tiene de especial, a diferencia de anteriores historietas, un grato detalle de las "macroviñetas" que muestran muchos sucesos inconexos pero que se desarrollan a la vez, como si fuese una especie de "13, rue del percebe" pero con un aspecto similar a las aventuras de buscar Xunguis de Cera. Todo un buen detalle. En este caso gozamos de una viñeta en el Salón del Far West y otra de Schwarzenegger ametrallando vietnamitas (siendo la primera de mayor riqueza detallística). Este recurso lo veremos de nuevo con un poco menos de acierto en "El disfraz, cosa falaz", al inicio de todo, en que salen muchas personas hullendo de un megadisfraz de nave de Mortadelo (bueno, el disfraz era el de antena de la nave).
¿Dónde está Wally? ¡No, no busques, que no está!

El único aspecto a lamentar grávemente es el episodio sobre el género de terror: ya no sólo porque estaba ya tratado genialmente en la aventura "Los monstruos", sino que ni siquiera se acercan a un nivel digno los gags que suceden. Al ser las criaturas monstruosas más manidas se pierde la riqueza detallística y genuína del cameo, vulgarizando de mala manera la presencia de los monstruos, que sufren unas trastadas de una manera más bien poco graciosa. Por suerte o por desgracia, sólo son 7 páginas (que se nos pueden hacer eternas o no). Algo a remarcar es el uso del "director" a modo del entrenador de fútbol de los mundiales, el cual busca suicidarse cada vez que algo sucede de manera estrambótica y catastrófica. Aun así, es un ya manido recurso, pero no le pidan peras al olmo, el episodio no da para más.

Los monstruos ya no son lo que eran ...

Algo parecido ocurre con el tramo de "los superheroes", que toma literalmente unos gags ya vividos en una aventura corta de 8 páginas de principios de los noventa. Aquí, por suerte, se tratan de buenos gags, aunque hemos de lamentar que sean los mismo gags, así que el que halla leído por primera vez esta aventura los habrá disfrutados, pero los que hallan leído antes la historia corta quizás no le aporte nada.

El resto de historieta continúa con sus respectivos cameos, a "lo que el viento se dejó" (película que devió dejar mella en el autor, el cual ya dedicó el título de un álbum a este film, en concreto "lo que el viento de dejó", que no tiene nada que ver con la película más que el título, pero que ya es un qué). También parodia la moda de las películas de guerra, y las de superhéroes, entre otras. Lo que hay que tener en cuenta en esta aventura es que hay que considerarla como una especie de biblioteca interactiva sobre el cine, ya que no hay un argumento consistente, ni un objetivo, ni siquiera la excusa de transportarlos a este mundo cinéfilo se sostiene, pero realmente no importa que no tenga sentido, ya que el sentido es sólamente la excusa de mostrar los grandes astros del cine en una sola aventura. Todo un acierto, sinceramente, y más si tenemos en cuenta que no estamos acostumbrados a aventuras así, siendo esta, la mejor de este tipo de género. Volvió a las andadas "Siglo XX, ¡qué progreso!", pero con peor éxito, seguramente porque: por una banda, Ibáñez debía ser menos conocedor de los sucedos del siglo XX (siendo, sin embargo, un auténtico fan del cine, y eso se nota en sus fidedignos cameos, mostrados con gracia y aprecio), o al menos le suponían menor interés, y al haber mucha más cantidad tuvo que reducir los gags a menos viñetas, incluso vemos sucesos en media página cuando en "Silencio, ¡se rueda!" solían suceder en 1 o varias, o bien funden 3 o 4 sucesos alíneos en un mismo suceso, dándole una incoherente relación que genera incertidumbre en el lector; por otra banda, es posible que la unión al viaje de Bacterio y Ofelia tenga más bien poco aporte si entendemos que es un tipo de aventura pasiva, además que ello obliga al autor a dibujar más cantidad de personajes en cada viñeta, cosa que puede desgastar la motivación en hacer el álbum por el cansancio que supone dibujar y dibujar y dibujar.

"No me siento las piernas" ... ¡claro, como que las tienes chamuscadas!

4 comentarios:

Víctor 1988 dijo...

Si hiciéramos un top-ten de historietas a partir de 1990, ésta entraba fijo. Yo la leí por primera vez en la colección "Grandes del Humor", aunque ahora también la tengo en Olé (128). Lo que más me sorprendió de la historieta fue aquellas viñetas en blanco y negro en las que Mortadelo y Filemón eran el único ser en color. Pero bueno, ya expresaré la opinión sobre la historieta en mi blog cuando toque. Por cierto, buen análisis. ;)

Anónimo dijo...

Muy buen análisis, enhorabuena! ;-)

Chespiro dijo...

La verdad, esta historieta,aunque singular dentro de la producción del autor, recuerda a esas series de tv en las que intentan camuflar un desarrollo pobre con múltiples cameos.
Los gags de esta historieta, flojitos, flojitos.

Anónimo dijo...

Buenas, enhorabuena por el blog que acabo de descubrir. Sólo dos chorradillas que me chirrían : dos crelleron que deberían ser creyeron y la frase "Es, pues, en estos dos detalles donde erradica el éxito de esta aventura" debería ser radicar. erradicar y radicar son cosas totalmente distintas. Un saludo.