sábado, 14 de febrero de 2009

Los diamantes de la Gran Duquesa

Una de las grandes aventuras clásicas de los 70 es, sin lugar a dudas, "los diamantes de la Gran Duquesa". Es una aventura similar de argumento al de "La caja de los 10 cerrojos", en el que nuestros agentes han de ir recolectando objetos hasta hacerse con todos. En este caso, su objetivo es encontrar todos los diamantes de la Gran Duquesa, que tórpemente perdieron y que se esparcieron por todas partes. En esta ocasión no recorrerán todo el mundo para encontrarlas (como ocurría en la caja de los 10 cerrojos), pero eso no significa que el asunto sea fácil. Básicamente se mueven por la ciudad, ya sea en las alcantarillas, en el gimnasio, en la casa de la guasa, una peluquería y otros edificios, incluso en parques y una visita al extrarradio campestre. Este detalle le aporta a la obra una unidad estilística en que, en apariencia, nos topamos con los agentes recorriendo zonas urbanas, viendo constantemente edificios, calles y paredes (todo variado harmónicamente). Esto según se mire se puede considerar "limitado", siendo más rico contemplar escenarios muy variopintos como ocurría en "la caja de los 10 cerrojos", pero eso no es suficiente para infravalorar esta gran aventura, ya que lo bueno que tiene es que de alguna manera te centra en un ambiente y ayuda a construir el imaginario de la serie con gran brillantez.

A ver cuánto les dura la alegría ...

Uno de los puntazos de esta aventura es su delirante comienzo. Ya de por sí es especial porque no utiliza el arquetípico inicio de "los agentes son llamados en sus casas -> usan una entrada secreta -> el súper les manda una misión -> pasa una parida y al episodio siguiente comienza la acción". No: en este caso Ibáñez empieza la aventura en mitad del desarrollo, ahorrándonos ese inicio para pasar directamente a la acción. No vemos cómo les llaman y cómo el Súper les dice que custodien el malentín de los Diamantes. No: todo ello se resume en dos viñetas, con un gran plano de la Duquesa y sus invitados y una segunda con Mortadelo llevando el maletín. No sé si Ibáñez fue consciente (o si lo adaptó inconscientemente de algún autor francobelga que leyera), pero utilizó una síntesi gráfica sorprendentemente positiva. Está claro que el autor no debe renunciar a su recurso tópico (ya que para que pasase a ser tópico tenía que repetirlo), pero se agradece positivamente inicios tan originales como este.

Imagen similar a un episodio de Mr.Bean, aunque aquí Ibáñez no se inspiró en los británicos, sino al revés.

Este primer capítulo no es magnífico sólo por su planteamiento de inicio: su desarrollo méramente delirante es toda una joya de la diversión. Hubiese sido muy fácil perder los diamantes a la primera de cambio, pero Ibáñez jugó con búsquedas, persecuciones, cambiazos y pillastrerías varias, a un ritmo trepidante. Todo sucede a un ritmo veloz, detalle que vanagloria la historia (ya que acentúa el dinamismo que merece la búsqueda rápida de una pérdida tan importante como son los diamantes). Y todo se borda con un juego de cambiazos (algo muy característico y divertido del autor, y que inexplicablemente dejaría de utilizar con el paso del tiempo) muy emocionante que desarrolla y culmina este fantástico episodio.
Mucho cuidao que es un "Poisson au eau du mosquettes", poca broma ...

El resto de episodios, generalmente, tienen un desarrollo arquetípico en la obra de Ibáñez, pero cuentan con detalles que lo hacen una historieta apasionante: uno de ellos es que, el hecho de tener que buscar por todos los rincones de una zona, obliga a nuestros agentes a introducirse por las zonas más recónditas y extrañas del lugar. Eso hace que observemos situaciones la mar de disparatadas y absurdas, viendo cómo se diriguen a zonas poco comunes de frecuentar como zanjas, tuberías, pasillos estrechos, árboles, tejados, etc. Esto, no obstante, no es nuevo, ya que para dar preso a gangsters o introducirse en zonas vigiladas también andan haciendo el mono por lugares similares, pero el hacerlo gratuitamente y sin la presión de personas ajenas que intenten rustrar sus actos hace que todo tome un tinte más disparatado, además de que aumenta la actuación de personas que se entromenten indirectamente en frustrar pasivamente sus planes. Eso hace variar y aumentar la cantidad de personajes distintos que aparecen en la historieta. Antes igual veíamos a un chapeau que frustraba los actos; ahora vemos 4, 5, 6 personas, las que sean, cada vez una distinta, que aparecen derrepente y lo echan todo al garete.
¿Dónde se meten estos batracios?

No solamente encontramos un gran compendio de personajes desconocidos ocupando las viñetas sin parar: también otro detalle ya divertido de por sí es la gran cantidad de disfraces que utiliza Mortadelo (igual que ocurría en "Operación, ¡bomba!" y que ya comenté en el blog). Un total de 61 disfraces (9 menos que en "Operación, ¡bomba!") que se convinan entre todas las viñetas y que agudizan las acciones de nuestros agentes. Desde amenizar persecuciones (como siempre ha ocurrido) hasta acompañar comentarios que Mortadelo hace tras seguir las órdenes de su jefe. Todo movimiento es motivo para que Mortadelo se caracterize en algo (aspecto que lamentablemente ocurre cada vez menos en las aventuras actuales). Quizás el disfraz más célebre de esta aventura sea el de foca, por aquel gag final tan célebre, y uno de los más recordados de la serie, en que toda la labor conseguida y costosa que se desarrolla en todo el álbum es triturada (y nunca mejor dicho) por un despiste tonto e inecesario de Mortadelo. Es precisamente por este detalle de caracterizarse en algo por cualquier cosa lo que conlleva la desgracia. En un álbum actual Mortadelo iría sin disfrazar y seguramente no pasaría nada (Qué rollo, ¿no? igual Mortadelo se pasaba por el tubo a la Duquesa, viendo lo que sucedía en "bajo el bramido del trueno", ¡quién sabe!).
¡La mítica escena inolvidable de Mortadelo foca! ¡¡Todo al garete!!

Otro aspecto destacable de este álbum (y que refuerza a que el comentado gag final surga más efecto sorpresivo) es la continuidad en los gags de persecuciones y disfraces. Normalmente cuando Filemón persigue a Mortadelo la acción se finaliza repentinamente, sin saber qué más ocurre. Es casi una mera anécdota para mostrar el resentimiento del jefe por la torpe acción de su súbdito, y para escuchar la divertida réplica justificativa del inocente Mortadelo. Aquí el recurso va más allá y vemos las implicaciones directas de la persecución: es el caso de la página 12 con un mortadelo pato, la página 16 de cangrejo, la 32 de gato y la 44 foca del mítico final. Curiosamente todas sirven para encontrar el diamante, algo que también había ocurrido en "la caja de los 10 cerrojos", pero no por ello menos divertido y original. Este recurso es utilizado en pocas ocasiones, pero se verá reutilizado en historietas como "la rehabilitación esa" (en el caso más directo) o en recursos similares para enlazar un episodio con otro como ocurre en "Barcelona '92" en el final del zéppelin o en "La vuelta" en la página 45 extra de la publicidad de Telefónica (este recurso fue explotado por los apócrifos para enlazar 2 historietas distintas añadiéndole una viñeta que enlaza un argumento con otro).





Otra cosa a remarcar en esta aventura son las faltas de respeto al super en el inicio de los capítulos. La mayoría comienzan con el Super visitando la casa de Mortadelo y Filemón para indicarles la nueva zona por donde deben buscar el diamante. Y en todas se darán situaciones ambigüas en que al final se acabará dando cuenta el Súper "lo mucho que le quieren sus agentes" (o, mejor dicho, lo que realmente piensan de él a sus espaldas, con la debida respuesta cabreada de este). Es una de las cosas más divertidas del álbum, y quizás en la aventura en que más veces sucede (y todas de una manera distinta cada vez, algo que nos muestra la gran imaginación que tiene Ibáñez para generar situaciones distintas de un mismo patrón).
En esta aventura está muy felicitador el Súper ... demasiado ...

Para terminar sólo remarcar un final de episodio que desencadenará un imprevisto dentro de la estructura arquetípica de este tipo de aventuras: normalmente damos por supuesto que a cada episodio conseguirán localizar el diamante. En efecto, así ocurre, pero lo que no podemos imaginar es que acabarán perdiendo uno de ellos al final del episodio, que es lo que ocurre al final del tercer capítulo, que el diamante cae a las alcantarillas y tendrán que volver a buscar el mismo diamante en el siguiente episodio. Esto nos tambalea la previsión del éxito, y hace que el lector que se espera recolectar un diamante más a cada episodio vea alteradas sus cuentas, con un divertido y original final de capítulo. Esta estructura de ir sumando uno ya la encontramos tanto en "la caja de los 10 cerrojos" como en "contra el gang del chicharrón", pero hasta entonces no se había visto alterada esa suma a mitad de la historieta.
Nunca sabe uno cuándo las tonterías expresivas de Mortadelo serán fatales o meras anécdotas ...

En definitiva: tenemos una gran obra digna de situar en un Top-10 de los cómics de Mortadelo y Filemón, que además goza de un entintado sublime durante todos los episodios, detalle de honra alabanza y satisfacción para el goce estético a los personajes.
¡Mira que son cortos de vista, jejeje! ¡Menudos batracios!

5 comentarios:

Víctor 1988 dijo...

Me siguen encantando tus análisis... Bueno, de este álbum me llamaron la antención sobretodo dos cosas del principio: el comienzo raro, sin el Súper encomendándoles la misión, y también la escena esa similar al capítulo de Mr Bean que mencionas...

En cuanto a lo de las faltas de respeto al Súper, juraría que se repite en más historietas...

Y otra cosa, no me había fijado en el detalle de que buscaban el mismo diamante en dos capítulos a causa de que Mortadelo dejase caer uno por la alcantarilla... Lo que pensaba hasta ahora es que "supuestamente" Mortadelo encontraba el diamante perdido y al capítulo siguiente ya iban a buscar el siguiente...

Anscario dijo...

Es cierto que las burlas al Súper se repetirán hasta la saciedad en muchas otras aventuras, pero curiósamente en esta en que la burla se utiliza en los inicios de casi todos los inicios de capítulo (en otras aventuras suele aparece la burla un par o tres de veces. Normalmente Ibáñez usar el tópico de burlarse de la Ofelia como introducción a los capítulos. Aun así lo divertido de esta ocasión es que son burlas clarísimas que los agentes intentan disimular o intentan decirlas sin que este se entere, que en otras aventuras tienen la desvergüenza de contarlas en la cara del damnificado. Quizás sea por eso por lo que son más divertidas que en otras aventuras :)

Gracias por comentar ;)

Laure dijo...

Uf! Veo actualización menos intermitente que antes, mas reciente, digamos...
Esta aventura la tengo yo en video de Antena 3, esta muy bien, pero me gustaria leer el libro i poder opinar en este magnífico artículo.

Chespiro dijo...

No creo que el diamante sea el mismo, ya que en el capítulo que sigue a la escena de la alcantarilla no se dice que haya ido a parar al puerto, sino que está "escondido" en el puerto, por lo que es más que probable que se trate de dos distintos.
El final del álbum...algo precipitado para mi gusto. Y el peor episodio,el del club de la broma. Nunca le vi la gracia.
No obstante, la factura final es bastante buena.

Oscar+AB dijo...

Es verdad que no lo especifican de que sea el mismo, pero siempre entendí que los desagües desenvocaban al mar y que por eso tenían que ir a las profundidades del puerto a buscarla. De hecho, es demasiado casual que la siguiente sea el puerto cuando podría haber sido el club de la obra u otro edificio :)P